viernes, 27 de mayo de 2016

Antes, en, y después del ruedo.

Hola, soy 46, sí, así me llamo. Soy un ejemplar de toro de lidia de la ganadería Samuel Flores, los toros con los cuernos más grandes de toda España.
Nací el 25 de abril de 2009, de una de las mejores vacas de la ganadería. Los vaqueros y ganaderos se pusieron muy contentos al ver que había parido esa vaca.

He pasado toda mi vida jugando con mis hermanos en un prado verde enorme y comiendo pastos riquísimos todos los días.

Hoy, me han conducido los vaqueros hacia un camión al que no he querido subir y he recibido un puyazo de sus garrochas. He subido a un aislado y oscuro camión que me conduciría a un nuevo lugar.

Al llegar allí, salgo del camión y me reúno con mis hermanos en un corral. Pasamos ahí las 24 horas siguientes hasta que nos separan y nos llevan a cajones muy pequeños.

No sé cuánto tiempo llevo metido aquí pero me estoy agobiando y tengo mucha sed, no he comido desde que me metieron aquí. De repente noto un pinchazo en la espalda que me pone muy nervioso, se abre una puerta delante de mí y salgo corriendo para que no me pinchen otra vez.

 Veo la luz y a lo lejos veo un trozo de tela rosa. Cuando salgo veo muchísima gente y la luz del sol y de los focos me ciega. Voy hacia la tela rosa y la embisto con todas mis fuerzas. Tras varias embestidas a la tela rosa, veo un caballo. Pensando que me voy con mi familia de nuevo, corro hacia él pero sólo recibo un puyazo que me produce sangrar y un dolor enorme.

Esto último me ha debilitado y siento menos ganas de correr, pero aun así, sigo porque me consideromuy fuerte. Sigo embistiendo con fuerza a las telas pero solo recibo clavos y más clavos.
Cuando ya llevo de 5 a 6 clavos en la espalda, la persona delante de mi coge una espada, me hace entrar otra vez a la tela y recibo un pinchazo muy profundo en los pulmones, lo que me dificulta respirar y me ahogo en mi propia sangre, que empiezo a vomitarla y a echarla por la nariz. Los gritos de la gente aumentan y yo solo espero mi muerte.
La segunda vez que me clavan la espada, caigo rendido al suelo, pero aún no estoy muerto. Se acerca otro hombre y me clava un puñal en la nuca, lo que hace que me quede sin vida.

Hola, soy 47, el hermano de 46. He visto que arrastraban a mi hermano por toda la plaza con caballos de tiro, como su sangre se expandía por la arena. No sé que será de él, pero lo que sí que sé es que mi fin se acerca.

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